Un día
quise ser la musa
que tus
versos inspirara;
busqué
encontrarte
en lugares
comunes
para
hacerme notar
entre ese
enjambre
de mujeres
ansiosas
de tu
mirada,
y ser tu
musa
sin que
supieras
que en mis
poemas
te
dibujaba.
Quise
serlo, y lo fui,
lo presentí
antes del instante
que
nuestras miradas,
en
intuitivo anhelo,
se
encontraron.
Los
sentimientos
y las ideas
se
entremezclaron,
y desde
entonces
cada uno es
el otro,
respiras mi
nombre
y yo
tu nombre respiro,
miras a mi
través
como yo lo
hago
a través
tuyo;
sólo cuando
frente a
frente estamos,
sólo
entonces
es cuando
callamos.
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